A nivel mundial, los siniestros por salud mental son los más difíciles de gestionar y su duración suele ser prolongada. Antes de la pandemia de la COVID‑19, los siniestros por salud mental eran una de las tres causas más habituales en el ámbito de los siniestros de invalidez. En algunas crisis se puede producir una efusión de apoyo y conexión. En esta pandemia, sin embargo, las personas con una necesidad acuciante de conexión se vieron en muchos casos aisladas —en todas las edades— a pesar de que los gobiernos de algunos países ofrecieron una ayuda sin precedentes.
Teniendo esto en cuenta, Gen Re organizó recientemente un laboratorio de ideas sobre salud mental para evaluar el impacto de la pandemia en los siniestros por este motivo en todo el mundo y priorizar los esfuerzos en su apoyo a la hora de abordarlos. Hemos reunido a acreditados expertos en trabajo clínico y en siniestros de todo el mundo, y me gustaría compartir con ustedes por qué lo hemos hecho.
El impacto de la pandemia: variaciones entre las diferentes generaciones y culturas
Sabemos que los desastres suponen una disrupción para las estrategias y las rutinas de terapia individuales y los sistemas de apoyo. También conocemos que el impacto sobre la salud mental es diferente en las distintas generaciones y culturas. Consideremos, por ejemplo, el siguiente panorama de los diferentes grupos generacionales en Estados Unidos.
- Generación X, Millennials y generación Z: estos adultos jóvenes no aprovechan tan bien como los más mayores las estrategias de terapia para salir a flote en las aguas turbulentas de la pandemia. Sus factores de estrés provienen del desempleo y la incertidumbre en cuanto a ingresos, los costosos planes de devolución de créditos para matrículas universitarias y el aislamiento a una edad en que sienten la necesidad de interactuar y conectar con otras personas. La subida de las tasas de ansiedad, la depresión y el incremento de los intentos de suicidio son tendencias emergentes en este segmento de población, y resultan alarmantes las altas cifras de licenciados universitarios sin empleo y la proliferación de los suicidios entre los menores de 30 años.
Una de las características que pueden aprovechar los gestores de siniestros es que los adultos jóvenes tienden a sentirse más cómodos al hablar de salud mental y enfermedad, mientras que en otras generaciones y culturas las enfermedades mentales despiertan estigmas, prejuicios y vergüenza. - Baby Boomers: algunos miembros de esta generación están afrontando bien la situación, pero otros no. Para un «baby boomer» con una enfermedad mental subyacente, el estrés del aislamiento puede exacerbar su incapacidad para hacerle frente. Esta generación parece experimentar un impacto fisiológico más fuerte ante el estrés, y la pandemia ha influido mucho en este sentido. También es posible que esta generación prefiera el retiro y el aislamiento, lo que puede convertirse en problemático.
Aunque estos ejemplos son de Estados Unidos, todas las sociedades del mundo influyen sobre la salud mental de formas extremadamente diversas, desde las percepciones de la salud y la enfermedad hasta los estilos de terapia, los patrones de búsqueda de tratamiento, el historial, los sesgos, los estereotipos, los estigmas y la discriminación. Es importante ser consciente de estas diferencias al gestionar los siniestros.
Los retos del tratamiento
Actualmente existe un acceso virtual a los tratamientos de salud mental, pero no todo el mundo dispone de los medios para aprovechar este avance tecnológico, especialmente en las zonas rurales. Aunque es cierto que se puede usar alguna alternativa al tratamiento de salud mental presencial, como por ejemplo la telemedicina, las pantallas de los ordenadores enmascaran algunos de los signos más reveladores, por lo que es más fácil pasarlos por alto. Antes de la pandemia, para los profesionales sanitarios, los familiares y los amigos era más fácil percibir indicios y síntomas de potenciales problemas de salud mental e intervenir para atajarlos.
A nivel global, muchas personas que necesitan atención están experimentando largos retrasos a la hora de acceder a un tratamiento con un profesional de la salud mental. Durante esa espera, en muchos casos son atendidos por médicos de cabecera, por lo que pueden recibir un diagnóstico y un tratamiento inadecuados. Sabemos que la intervención temprana es clave:
- Si el tratamiento de salud mental se produce dentro de las primeras cuatro semanas de incapacidad, es probable que cuatro de cada cinco individuos regresen al trabajo.
- Si una persona necesita esperar seis meses para acceder a un tratamiento con un profesional de la salud mental, el resultado cambia radicalmente y es posible que solo se reincorporen al trabajo uno de cada cinco.
- Si la espera es de entre uno y dos años, prácticamente ninguno regresa al trabajo.
- Sabemos que durante la pandemia cuatro de cada 10 adultos notificaron síntomas de ansiedad o trastornos depresivos, mientras que solo un año antes esta cifra era de uno de cada 10.
La propia profesión médica es un trabajo duro, y esta exigencia empieza con la formación en las facultades de medicina. Incluso antes de la pandemia, era habitual que se perdiera al año el equivalente a toda una facultad de medicina debido al suicidio.1 Dados los riesgos laborales durante la pandemia, que a menudo motivaron un síndrome del trabajador quemado y una enorme fatiga mental, se prevé que se puede producir un éxodo de médicos y enfermeras, concretamente de aquellos que han superado las exigencias de la facultad de medicina y que llevan poco tiempo ejerciendo su profesión.
Además de todas estas vulnerabilidades, el trabajo en los siniestros también plantea problemas muy significativos. El personal de primera línea que se ocupa de los siniestros debe trabajar a todas horas con personas que relatan historias espeluznantes, y esta experiencia hace que la escucha activa sea difícil, incluso a distancia.
Anticipación de los siniestros por salud mental
Desafortunadamente, la situación global de la salud mental ha empeorado en toda una serie de frentes desde el estallido de la pandemia. La ansiedad y la depresión ya eran las enfermedades mentales más comunes en el mundo, con 548 millones de personas afectadas (264 millones con depresión, 284 millones con ansiedad2). Recordemos que durante la pandemia cuatro de cada 10 adultos notificaron síntomas de ansiedad o trastornos depresivos, mientras que solo un año antes esta cifra era de uno de cada 10.
Durante la pandemia también hemos observado un incremento de los trastornos relacionados con el abuso del alcohol y las drogas, así como una proliferación de las ideas suicidas. Las muertes por sobredosis de opioides han aumentado un 11,4 % respecto al año anterior.3 Las cifras también están al alza para el trastorno por estrés postraumático y, aunque burnout es un síndrome (el síndrome del trabajador quemado), también estamos realizando consultas al respecto.
Con todos estos factores en mente, el laboratorio de ideas se propuso identificar qué puede hacer Gen Re en la primera línea de los siniestros para prestar apoyo a nuestros clientes y a nuestro propio personal.
Se necesitan habilidades y herramientas para gestionar adecuadamente los siniestros por salud mental
El laboratorio de ideas sobre salud mental identificó la necesidad de garantizar que no se pasa por alto la mejora de la cualificación de los profesionales de los siniestros en relación con los problemas de salud mental específicos y acuciantes provocados por la COVID, incluidos los siguientes:
- Diferenciar la angustia provocada por la soledad y el aislamiento frente a la sensación de agobio por trastornos mentales importantes
- Determinar cuál es la mejor forma de abordar la sintomatología para el potencial de regreso al trabajo
- Distinguir la obnubilación del estrés, el insomnio, los cambios hormonales, la dieta, la deshidratación, la diabetes y otros problemas médicos
- Identificar tipos de fatiga (en el ámbito de la aviación se habla de tres tipos: transitoria, acumulativa y circadiana). ¿Cuál es su causa? ¿Se trata de una fatiga social, emocional, física, por dolor, mental o por una enfermedad crónica?
Conclusiones principales para apoyar los esfuerzos de los clientes y ayudar a que los reclamantes consigan recuperarse y optimizar su vuelta al trabajo
- Atención adecuada: conseguir que los reclamantes accedan rápidamente a una atención y un tratamiento apropiados (incluso con un médico de familia o de atención primaria) es clave para su recuperación, especialmente teniendo en cuenta que una espera larga podría complicar su recuperación.
- Salvar los déficits: Gen Re recomienda centrarse en la creciente escasez de profesionales cualificados de la salud mental, incluido el papel de los ATS que se especializan en este ámbito y la psiquiatría. Por ejemplo, ¿pueden los directores médicos influir sobre los proveedores de tratamiento para conseguir un mayor alcance en la intervención temprana? La interacción positiva con un proveedor de tratamiento en un estadio temprano puede ayudar a garantizar que una de cada cuatro personas regresa al trabajo.
- Mejorar la cualificación del personal en cuanto a los aspectos importantes para la gestión de los siniestros por salud mental reforzando la percepción de todo el espectro de problemas de salud mental y otras manifestaciones de angustia psiquiátrica. Esto requiere de nuestro personal ser expertos en cuatro enfermedades y síndromes clave: depresión, ansiedad, trastorno por estrés postraumático (TEPT) y abuso de drogas y alcohol, junto con el síndrome del trabajador quemado. Esto exige estar al día sobre las nuevas pautas de tratamiento, incluidos los avances tecnológicos como la realidad virtual para su uso con el TEPT y la terapia cognitivo-conductual autoguiada (TCC), así como establecer y compartir el trabajo en prácticas recomendadas.
Como líderes de pensamiento, hemos investigado en los sectores más afectados por la pandemia para asegurarnos de que nuestros procesos y herramientas son sólidos. Sabemos que el mundo laboral está sujeto a un continuo cambio, y el debate en nuestro laboratorio de ideas ha reforzado esta percepción. Los trabajos en el sector médico (p. ej. médicos y dentistas), el mercado medio (directivos, propietarios de empresas autónomos) y el mercado de oficios técnicos (p. ej. fontaneros, electricistas, etc.) son solo algunos de los que hemos reevaluado. Por ejemplo, el uso de la robótica en el sector médico está cambiando la forma en que se llevan a cabo algunos procedimientos quirúrgicos. Para los gestores de siniestros, es crucial mantenerse al día del panorama laboral en constante cambio y tener en cuenta los avances médicos y tecnológicos para gestionar adecuadamente los siniestros. El debate en nuestro laboratorio de ideas ha subrayado esta necesidad.
Consulte más artículos sobre salud mental en torno a los cuatro trastornos citados (depresión, ansiedad, TEPT y abuso de alcohol y drogas), así como sobre el síndrome del trabajador quemado. Entre tanto, espero que las personas que lean esto no se olviden de cuidarse. Velar por nuestra propia salud nos permite dar lo mejor de nosotros mismos a la hora de ayudar a los demás en estos tiempos inéditos.
Notas finales
- https://www.kevinmd.com/blog/2015/11/we-lose-a-medical-school-full-of-physicians-every-year-to-suicide-an-interview-with-dr-pamela-wible.html
- https://ourworldindata.org/mental-health
- https://www.advisory.com/en/daily-briefing/2020/07/17/overdose